Un día de pesca es un respiro, un balón de oxígeno, un momento zen, es libertad, intimidad y relajación, que solo se rompe en el momento en el que el pez sube y toma nuestra mosca, ese momento que nos hace liberar adrenalina y nos engancha de por vida.
Quizá la pesca es deporte de almas solitarias, de ahí el gran dilema. Pescar solo o en compañía. En mi opinión si lo que pretendemos es pescar y relajarnos, la mejor opción es pescar solo. Aunque hay días que apetece compartir sensaciones, colores y olores con nuestros amigos y compañeros de adicción ...
La grandeza del entorno que nos rodea nos hace sentir minúsculos, como realmente somos. Inmerso en el río me considero parte de él y que menos que comportarme de manera responsable devolviendo a sus aguas los tesoros que guarda y nos regala por un momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario